miércoles, 12 de mayo de 2010

PROVERBIOS EGIPCIOS


PROVERBIOS EGIPCIOS

SOBRE LA JUSTICIA

- No confundas al hombre en el tribunal ni desvíes al justo.
- No aceptes soborno del poderoso ni oprimas al desheredado.
- No perjudiques los proyectos del Dios ni descubras sólo para ti la voluntad del Dios.
- No vacíes tu vientre a todo el mundo ni dañes la consideración que de ti tienen.
- No repartas tus palabras a la gente común ni te asocies a uno demasiado expresivo de corazón.
- Mejor es un hombre cuya charla permanece en su vientre, que el que la prefiere de manera injuriosa.
- No te asocies al acalorado ni le visites para conversar.
- Libra tu lengua de replicar a tu superior y guárdate de denigrarle.
- No hables en falso de un hombre; no separes el corazón de tu lengua.
- Dios repudia al que falsea las palabras; su gran abominación es el pendenciero de vientre.


SOBRE LA VIDA

- No pases la noche temiendo el mañana. ¿Cómo es el día siguiente? El hombre no sabe como es el día siguiente.
- El Dios (el hombre divino) está siempre en los éxitos, y el hombre (terreno) en sus fracasos.
- Una cosa son las palabras de los hombres; otra los hechos del Dios.
- Si el hombre se lanza a buscar el éxito en la ejecución de un momento, lo anula.
- Sé constante en tu corazón; haz firme tu pecho; gobierna no sólo con tu lengua. Si la lengua del hombre fuese el timonel de una embarcación, el Dios sería su capitán.
- Lo que el mismo hombre hiciera, una lengua lo puede destruir.
- No te rías de un ciego, ni te burles de un enano, ni maltrates a un cojo. No embromes al hombre que está en la mano de Dios, no seas fiero ante él, si yerra; porque el hombre es arcilla y paja, y el Dios, su edificador, que derriba y construye cada día; hace un millar de pobres si lo desea, o un millar de hombres sobresalientes cuando toca la hora de su vida. ¡Cuán alegre es el que llega al Oeste, cuando está a salvo de la mano de Dios!


SOBRE LA RIQUEZA Y LA CODICIA

- No impulses tu corazón en pos de riquezas, pues no puede ignorar al destino y a la fortuna. No pongas tu corazón en lo externo, porque cada hombre pertenece a su hora (prescrita).
- No te esfuerces por obtener un exceso, cuando tienes cubiertas las necesidades.
- Si la riqueza llega a ti mediante el robo, no pasará la noche contigo; al alba no estará en tu casa, se verá su lugar, pero no estará. El suelo ha abierto su boca para tragarla, para que se hunda en el mundo inferior.
- No te lamentes de riquezas logradas por el robo ni te lamentes por la pobreza. Si un arquero en la vanguardia avanza demasiado, su escuadra le abandona.
- El barco del codicioso se queda en el barro, mientras que el barco del silencioso (prudente) tiene una brisa benéfica.
- Si has obtenido la riqueza con falsos juramentos, tu corazón será pervertido por tu vientre.
- El Dios desea el respeto del pobre más que la honra del encumbrado.
- Si encuentras una gran deuda contra un pobre, divídela en tres partes: perdona dos y mantén una.
- Abstente de mudar los límites de los campos, para que un terror no te arrebate. Se satisface al Dios con la voluntad del señor (responsable) que establece los límites de la tierra arable.
- Mejor es una medida que el Dios te conceda, que cinco mil logradas sin legalidad.
- Mejor es la pobreza en la mano del Dios, que riquezas en un almacén.
- Mejor es el pan cuando el corazón está dichoso, que riquezas con pesadumbre.
- No inclines la balanza, ni falsees los pesos, ni alteres las fracciones de la medida. El mono se sienta junto a la balanza y su corazón es fiel. ¿Qué Dios es tan grande como Thot, el que descubrió estas cosas, para hacerlas?
- No dispongas para ti pesos con defecto: serán abundantes en penas por la voluntad del Dios.
- Guárdate de robar al oprimido y de robar al incapacitado. No hurtes la palabra del anciano. Al que obra mal, su orilla del río lo abandona, y su crecida le arrebata; el trueno es fuerte y los cocodrilos perversos.
- Gobierna para que no hagamos cruzar al perverso, porque no obramos como él. Álzate, dale tu mano, déjale en los brazos del Dios, llena su vientre de tu pan a fin de que se sacie y avergüence.

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